21 de septiembre de 2022. Sesión binacional presencial y virtual de PCCV

29Nov

Sesión binacional amplia presencial y virtual de Puentes Ciudadanos Colombia-Venezuela (PCCV), con el área académica de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la Universidad Jorge Tadeo Lozano.

Palabras de bienvenida, Olga Illera decana de la Facultad de Ciencia Sociales. Queremos agradecer al Foro Cívico y a Puentes Ciudadanos Colombia-Venezuela por estar esta tarde con nosotros para tratar esta temática relevante. Los últimos años han sido difíciles y de distanciamiento para la relación binacional, persisten problemas relacionados con la migración y la seguridad que deben atenderse. Debemos pensar en las personas que habitan la frontera, en las comunidades vivas vinculadas desde hace décadas por lazos familiares, comerciales y culturales. Buscar soluciones para ellas es buscarlas para ambos países.

Socorro Ramírez. Estamos celebrando tres años del esfuerzo binacional de PCCV. En la fase en que nos encontramos, estamos realizando las sesiones binacionales en un formato híbrido, es decir de manera presencial y virtual. Ya lo hemos hecho con la Universidad Nacional, con la Universidad Externado de Colombia, hoy con la Universidad Tadeo Lozano y la próxima con la Universidad Católica Andrés Bello en Caracas. Esfuerzos extraordinariamente ricos, con iniciativas conjuntas en torno al examen binacional de cinco ejes. El primero, sobre las crisis en Venezuela y la búsqueda de salidas pacíficas; segundo, el conflicto armado en Colombia e implementación del Acuerdo de paz, especialmente en la frontera; tercero, el éxodo desde Venezuela, sus diferentes modalidades y la acogida a quienes se quedan en Colombia; cuarto, la articulación fronteriza colombo-venezolana y sus problemáticas actuales; y quinto, la reconstrucción de la relación y de la institucionalidad binacional, que no quede simplemente en la normalización del diálogo de los gobiernos centrales. Acabamos de publicar el libro “Colombia-Venezuela: balances y retos”, que recoge los debates desarrollados en esos cinco ejes, así como propuestas e iniciativas que han surgido durante los últimos 3 años en las reuniones de PCCV, con empresarios, cámaras de comercio, gobernaciones, alcaldías, y sectores de la sociedad civil de ambos lados. El libro puede descargarse en el siguiente enlace: https://puentescolombiavenezuela.org/colombia-venezuela-balances-y-retos/.

La sesión binacional se desarrolló con el planteamiento de preguntas por parte del moderador Henry Cancelado, director del área de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la Universidad Jorge Tadeo Lozano, y las respuestas por parte de los panelistas.

Henry Cancelado. ¿Cuál consideran ustedes es el principal desafío que tiene la frontera en su dinámica actual?

Keta Stephany, representante sindical y del Foro Cívico. Primero debemos distinguir la naturaleza distinta del dinamismo de la frontera en materia de migración. El voluntario, de personas que vienen y van por razones de estudio, laborales, relaciones familiares, etc.; y el forzoso, debido a la situación de emergencia humanitaria compleja que vive Venezuela y que se ha profundizado. La pobreza de ingresos, que apareció en un primer momento por la hiperinflación, se está convirtiendo en una pobreza estructural en un elevado porcentaje de la población -cerca del 67%-, lo que conlleva a flagelos como el trabajo forzado y la trata de personas íntimamente vinculados al tránsito fronterizo. También se presenta el caso de desplazados por la violencia ocasionada por grupos armados ilegales colombianos. La migración forzosa es el principal desafío que debemos abordar.

Ricardo Cussano, expresidente de Fedecámaras, Foro Cívico. Son muchas las distorsiones que se generaron en la frontera luego de 7 años de ausencia de relaciones entre los Estados, que impactaron las relaciones ciudadanas. Desde lo económico hubo grandes afectaciones pues generaba no solo riquezas, sino estabilidad en las relaciones cotidianas y familiares por sus implicaciones en salud, educación y trabajo. Las distorsiones provocaron espacios libres para la ilegalidad e irrespeto por los derechos humanos. A pesar de que el contacto diario entre los ciudadanos continuó, la informalidad impidió conocer las realidades a ambos lados. Ese es el primer trabajo que debemos afrontar en esta nueva etapa, para crear presiones positivas a nuestros gobiernos y que de manera responsable se entiendan las dinámicas fronterizas, los dramas que se viven y sobre todo las oportunidades a generar. Hace falta la legalidad, el respeto a la vida, a los derechos humanos, a la propiedad privada.

John Jácome, periodista investigador en la frontera. Hay dos elemento puntuales. Uno, necesariamente pasa por la seguridad, que no puede obviarse por lo que está pasando no solo en la línea fronteriza, sino por lo que sucede con grupos criminales transnacionales como el “Tren de Aragua”. Este grupo también se ha posiciones fuertemente en Colombia desde el 2018, iniciando disputas muy duras con el ELN, lo que ha significado desplazamientos, homicidios y desapariciones forzadas. Y dos, el narcotráfico en la zona de frontera, especialmente en el Catatumbo como una de las principales rutas de exportación de coca hacia Venezuela. También hay retos con otras cosas, que parecieran triviales, pero para las personas que viven en la frontera son cruciales, como el de la gasolina. Durante décadas los territorios fronterizos surtieron las demandas de combustible con gasolina venezolana, pero ahora se lleva gasolina colombiana hacia Venezuela, por la particularidad de estar exceptuada de impuestos en la frontera. La gran preocupación es si alcanzará la gasolina en Norte de Santander, con la apertura de la frontera, para abastecer la demanda que anteriormente solo duraba 15 días y que ahora no podría alcanzar ni para 3.

Kenny Sanguino, profesor Investigador de la Universidad Libre – Seccional Cúcuta. Encuentro varios elementos. El más grande tiene que ver con la reconstrucción de la confianza entre ambos países, e implica tres grandes asuntos. El primero, los retos comerciales, relacionados con las deudas que quedaron pendientes con empresarios dolombianos, desde el gobierno de Chávez. Por ello son importantes los acercamientos entre Fedecámaras y gremios de Norte de Santander. Segundo, los retos en seguridad, con componentes económicos, ambientales, de salud, personales y políticos. Los asuntos que suceden a un lado de la frontera repercuten en el otro. Y tercero, los retos diplomáticos y consulares con la posibilidad de sostener relaciones entre Colombia y Venezuela más allá de los gobiernos. Ahora hay un grado de afinidad entre los gobiernos centrales, pero estos problemas comenzaron en 2015 con las disputas entre los gobernantes de ambos países. Es importante que estas relaciones sean asumidas desde una mirada de Estados.

Henry Cancelado. Con los problemas y retos señalados, los primeros afectados son las comunidades de frontera. ¿Qué pueden hacer los gobiernos locales y nacionales frente a esos impactos a las comunidades?

Keta Stephany. Para resolver esos problemas hay que atender las causas, que no se solucionarán a corto plazo. Estamos hablando de violencia por parte de grupos irregulares y de millones de personas migrando por una situación de emergencia humanitaria compleja. Podemos apuntar a soluciones tempranas, como por ejemplo una zona de emergencia donde se puedan desarrollar programas binacionales, también en términos de gobiernos locales de ambos lados, en función de atender problemas humanitarios inmediatos, con presencia de organismos internacionales que puedan monitorear esas situaciones y apoyar desde su conocimiento e inversión a las comunidades. Garantizar acceso al trabajo, al estudio y a servicios, como elementos fundamentales.

Ricardo Cussano. Debemos trabajar para que la frontera sea un espacio de paz, que requiere una serie de condiciones, como mecanismos de escrutinio para evitar que haya vulneración de derechos ciudadanos, y oportunidades de desarrollo económico sustentable y equilibrado entre los dos países. Debe haber políticas públicas coordinadas y un mercado que no genere distorsiones o incentivos perniciosos para que ocurra el contrabando o la transferencia de productos de forma ilegal. Esto requiere institucionalidad, que pasa por entender los costos políticos que se deben asumir como nación respecto a la forma como se ve Venezuela en la comunidad internacional. Trabajar de la mano con la institucionalidad venezolana, que aunque no es reconocida por una parte del país para otra parte sí. Construir acuerdos y un consenso de convivencia que permita la reinstitucionalización inclusiva del país, sin importar los nombres y las tendencias políticas de quiénes gobiernan.

Kenny Sanguino. Las políticas locales deben persistir a los períodos de los gobernantes actuales. Consideramos que las organizaciones sociales y la cooperación institucional juegan un papel importante, para fortalecer estos procesos y lograr acuerdos mínimos. Por ejemplo, uno de los grandes problemas entre ambos países está relacionado con los homicidios en la zona de frontera. Desde 2015, las instituciones venezolanas nos responden a las instituciones colombianas y viceversa. Las relaciones de cooperación judicial que existían no se volvieron dar desde ese momento. Estos acuerdos no deben depender del alcalde, del gobernador o del presidente de turno, y pueden robustecerse desde los roles de los puentes ciudadanos y de la sociedad civil.  Debemos unir el trabajo de las organizaciones civiles desde las regiones y lo que se habla entre Bogotá y Caracas.

John Jácome. Hablo desde la alcaldía de Cúcuta y de Tibú, que conozco personalmente. Desde el cierre de frontera con Venezuela, en 2015, el municipio de Tibú se convirtió en el gran proveedor de insumos y materias para municipios del lado venezolano, no solamente de alimentos, sino de gasolina y otros productos. El tema de seguridad es importante para los gobiernos locales. Varios funcionarios de la alcaldía de Tibú mencionaban que las disidencias del frente 33 de las exFARC los citaban del lado venezolano en lugares muy próximos con presencia de autoridades venezolanas, como la Guardia Nacional Bolivariana. En Cúcuta, durante el gobierno Duque, las autoridades locales no tuvieron comunicación con sus pares venezolanos, pero sí hubo esfuerzos desde la sociedad civil para adelantar reuniones y atender problemáticas binacionales. Ahora con el gobierno Petro hay mayor disposición de diálogo, las autoridades locales se han sentido distanciadas pues todas las conversaciones se han hecho desde el ámbito central.

Henry Cancelado. ¿Qué se puede esperar de esta nueva etapa?

Keta Stephany. La reconstrucción de las relaciones binacionales es un proceso, pues estamos hablando del restablecimiento de relaciones con un país como Venezuela, en una situación de ausencia de Estado de Derecho como de institucionalidad, y en emergencia humanitaria. La reconstrucción debe conducir a un apoyo, por parte de Colombia, a una salida negociada y pacífica al conflicto político venezolano, relacionado con la indisposición del gobierno de Maduro a la alternabilidad democrática. Necesitamos volver a una democracia que permita ejercer el derecho al voto y construir país a partir de la decisión de la población. Gane quien gane, más allá de las elecciones en Venezuela del 2024 y 2025, se debe garantizar un modelo político estable, con alternancia, con democracia y soberanía popular que respete la voluntad de los ciudadanos, y la restitución de los derechos humanos, políticos y sociales.

John Jácome. Creo que aún es muy prematuro hablar sobre lo que se puede esperar. No sabemos si con el gobierno de Petro sea posible la recuperación de espacios democráticos en Venezuela, porque puede ser más moderado frente a situaciones de violaciones de derechos por parte del régimen.

Ricardo Cussano. Debemos ser realistas. Primero, esperamos que el tema no se centre exclusivamente en la frontera colombo-venezolana. En este momento, Colombia aparece como el séptimo lugar en los estados venezolanos con mayor población, con 2.5 millones de venezolanos, y recordar también que 2 millones de colombianos viven en Venezuela. Esperamos que haya un restablecimiento de la institucionalidad, con democracia y transparencia, para que, por ejemplo, el derecho indispensable de la identidad pueda ejercerse en ambos países. También que se reconstruya la confianza en las relaciones comerciales, desde el reencuentro de los sectores privados y los trabajadores. Las condiciones comerciales a las que nos enfrentaremos hoy, como socios, no deben estar vinculadas a la intermediación de los Estados, como sucedía en el pasado desde la visión venezolana. Superar los retos solo será posible si tenemos una mirada a largo plazo. Esperamos que la relación, que hoy está renaciendo, sea de liderazgos, institucionalidad, democracia y transparencia, para ser el epicentro de un círculo virtuoso para la región.

Henry Cancelado. Quisiera invitar a los panelistas a dar unas palabras de cierre para nuestra sesión.

Kenny Sanguino. Como reflexiones finales, primero, la frontera seguirá moviéndose independientemente de lo que se diga en Bogotá y Caracas. Siguió moviéndose durante los 7 años de cierre, donde ocurrieron cosas dramáticas, pero también se fortalecieron lazos binacionales de personas que antes del 2015 no tenían contacto. Segundo, debemos resaltar que, desde el área comercial, se ha venido jalonando con mucha fuerza la reactivación y la reconstrucción de los puentes de comunicación entre Colombia y Venezuela. La frontera comparte amplias redes de intercambio comercial. Y tercero, las relaciones culturales e históricas en la región no distinguen las nacionalidades de las personas. La frontera se abre de un lado y del otro periódicamente, y las relaciones seguirán dándose. Somos una comunidad de ida y vuelta, que no se limita a la línea fronteriza.

John Jácome. Después del 26 de septiembre oficializaremos algo que nunca se ha detenido. La frontera nunca ha estado cerrada, pues el tránsito de personas no ha cesado, con condiciones lastimosamente muy duras y violentas. Volveremos a nacer en el marco de la legalidad, con la apertura.

Keta Stephany. Primero, no debemos preguntarnos solamente qué pueden hacer los Estados, sino qué puede hacer la sociedad. La importancia del diálogo que estamos planteando, para la solución de los problemas en la frontera, debe hacerse también entre nuestras organizaciones sociales, en favor de los derechos humanos y la dignidad. Y segundo, sí creo que es importante el apoyo que puede dar Colombia, y la región, para que el gobierno venezolano se decida por una búsqueda de negociación política para la solución de los problemas en Venezuela. Es fundamental que se presione y estimule que esa sea la respuesta que salga del gobierno, para alcanzar la solución del conflicto desde un modelo político con estabilidad, democracia y soberanía popular.

Ricardo Cussano. No olvidemos que las acciones de los Estados son reflejos de las acciones de la ciudadanía. Debemos construir las herramientas y las presiones positivas, para que, en el ejercicio de los símbolos de poder, los dos gobiernos trabajen con una visión de superación de las crisis humanitarias que viven nuestros países, desde los flagelos individuales y los binacionales.

Categories: Documentos, Ejes temáticos, Foros binacionales, Relatorías

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