24 de enero de 2022. Sesión binacional de PCCV

12Abr

I Parte. Situación en Arauca y Apure

La situación agravada en los últimos meses en el ámbito fronterizo llanero -en particular en Arauca y Apure-, debido a enfrentamientos entre el ELN y disidencias de las exFARC, ha sido de alta tensión. Dos perspectivas de cada lado analizaron la situación.

La primera del lado venezolano fue presentada por un miembro de Radio Fe y Alegría Noticias, red de 23 radios a lo largo de la frontera colombo-venezolana, que cuenta con dos emisoras en Apure (en Guasdualito y en El Nula), y destacó cinco elementos sobre lo ocurrido.

  1. El trabajo realizado por las emisoras ha sido extremadamente difícil, para aclarar lo que ocurre en medio de las confrontaciones armadas entre esos grupos irregulares, donde la población civil queda en medio del fuego cruzado; la principal víctima es la verdad, debido a que hay diferentes versiones tanto de los actores oficiales como de los irregulares.
  2. Al conflicto se le ha dado un manejo político y lo que menos prevalece es el sentido de lo humano, de lo social y de la vida; los periodistas deben medir cómo transmiten la poca información obtenida, protegerse frente a advertencias o amenazas de organizaciones criminales o de instituciones gubernamentales, lo que los haces vulnerables y dificulta la construcción de una narrativa que responda realmente a lo que está ocurriendo.
  3. Las personas tienen miedo a contar lo que sucede por amenazas, chantajes y extorsión; las muertes violentas en distintas poblaciones han sido usadas como advertencias hacia la sociedad civil.
  4. La estigmatización por parte de los gobiernos y de los grupos armados irregulares hacia la población, por considerarla sospechosa, ha ocasionado miedo y desplazamiento forzado, hacia Colombia y hacia el centro y occidente de Venezuela.
  5. Las autoridades regionales permanecen en silencio por el tratamiento político del conflicto y serñalamientos del gobierno venezolano, que contempla acciones militares para confrontar a un enemigo externo que denomina Tancol: terroristas, asesinos, narcotraficantes colombianos que señala aliados del gobierno colombiano, el término guerrillero o subversivo es reemplazado por irregular. La falta de institucionalidad en la frontera por parte del Estado venezolano que llega de forma esporádica y no aborda la complejidad de lo que ocurre, hace que la población de Apure quede desprotegida y abandonada; y el tejido de las organizaciones sociales es débil o escaso.

La segunda perspectiva del lado venezolano fue abordada por la presidente de la organización Control Ciudadano. En su presentación realizó un balance de los sucedido desde marzo de 2021 y al inicio del 2022 que arrancó con la noticia de 23 personas asesinadas en Arauca, por enfrentamientos entre el ELN y las disidencias de las exFARC, lo que produjo amenazas, asesinatos a lideres sociales y defensores, desplazamiento forzado. En marzo de 2021, en una operación militar las fuerzas militares venezolanas enfrentaron a grupos irregulares, con un saldo de 20 militares fallecidos, muchos heridos y desplazados hacia Colombia. La sociedad civil quedó en la mitad de los enfrentamientos y amenazada por ambos bandos, y en septiembre resultaron 4 militares venezolanos asesinados en la operación Escudo Bolivariano Centauro de los Llanos. El conflicto en la zona permite identificar 5 características problemáticas:

  1. opacidad de la información,
  2. imprecisiones de la información brindada por las fuerzas militares,
  3. imposibilidad de que las víctimas den sus relatos por temor a represalias de que son objeto,
  4. dificultades operativas de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) que, si bien ha establecido nuevas unidades de funcionamiento y zonas de defensa integral temporal y brigadas especiales, tiene problemas desde el punto de vista militar, de defensa y de responsabilidad, especialmente con graves deficiencias en derechos humanos y en derecho internacional humanitario,
  5. el dominio del territorio es de las guerrillas colombianas, demostrado por la información difundida por la FANB y por los mismos grupos armados al margen de la ley, resultado del desmantelamiento de una fuerza armada profesional por un proceso político e ideológico, que actúa con patrones confusos.  

La pérdida de soberanía no solo ocurre en territorio venezolano, también pasa en el colombiano. Además de los problemas operacionales en ambos países, persisten las dificultades de cooperación en materia de seguridad y defensa, pues no hay la más mínima coordinación entre las fuerzas armadas, lo que consolida el funcionamiento del crimen organizado y de los grupos armados ilegales y confirma la expansión de sus acciones, en la capacidad de crecer en torno a actividades ilegales. Llama la atención el decomiso de 300 toneladas de material ferroso, que circula por el Táchira, para ser contrabandeado por El Nula, lo que lleva a la presunción de participación de efectivos militares de Venezuela y Colombia. No hay voluntad política para la atención de la gestión humanitaria ni de los temas fronterizos, y no hubo seguimiento a las solicitudes de la sociedad civil de un enviado especial de la ONU para atender la frontera y el desminado en el estado Apure.

Del lado colombiano, la primera perspectiva fue presentada por un asesor de organizaciones sociales y comunitarias en temas ligados al desarrollo y planeación participativa en Arauca. Presentó aspectos comunes de la región, describiendo los intereses en juego, los actores que operan y las propuestas para posibles salidas a la crisis. La zona estratégica en disputa corresponde al Alto Apure araucano, donde creció el Frente Domingo Laín Sáenz y el frente Oriental del ELN, y buscan expansión en la cuenca alta del río del Orinoco. Un área importante por reservas en petróleo y por la riqueza en recursos del Arco Minero del Orinoco -coltán, oro, diamantes-, lo que al lado venezolano atrae intereses de China, Rusia y PDVSA, y del lado colombiano de EEUU, Canadá y Ecopetrol, con una economía basada en rentas minero-energéticas. Estos intereses son acompañados de estrategias político-militares con la elaboración de enemigos externos -por un lado, el imperialismo, el gobierno colombiano y los Tancol, y por el otro el castrochavismo, Maduro y las guerrillas.

Desde el punto de vista de las relaciones binacionales, la zona está marcada por una historia común, de genealogía, lazos familiares, migraciones de Colombia hacia Venezuela y viceversa, dependiendo de las circunstancias económicas, de solidaridad y apoyo mutuo entre los pobladores de Arauca y Apure. Sin embargo, los gobiernos centrales siempre han visto la frontera desde la lógica de soberanía y seguridad nacional, pero, a pesar de la fuerte militarización a ambos lados, las fuerzas militares no controlan el territorio, manejado por los grupos armados ilegales. La falta de coordinación institucional facilita el accionar de la delincuencia, que se ve reflejado en las rutas de narcotráfico en la zona, y en el flujo de relaciones comerciales que en su mayoría son ilegales (contrabando de gasolina, ganado, vehículos, armas, carnes, lácteos, trata de personas y redes de prostitución), donde los funcionarios públicos y las fuerzas armadas terminan siendo cómplices por corrupción. Además, los vikingos o impuestos de guerra, donde el 10% de todo lo que se contrata sea público o privado va a parar al ELN y a las disidencias de las exFARC, afectando a transportadores, comerciantes y contratistas. Y presentó siete puntos que ayudan a posibles salidas a la crisis:

  1. visibilizar a nivel internacional la gravedad de la situación humanitaria regional,
  2. insistir que las comunidades urbano-rurales del Alto Apure araucano son víctimas y no cómplices,
  3. estimular que ONG y organismos de cooperación internacional presionen a los estados, para que cumplan con su papel constitucional de proteger los civiles ante la violencia,
  4. buscar la participación de terceros (Noruega, Cuba, ONU, CICR, pastoral social católica o iglesia menonita) para que sirvan de mediadores que ayuden a desescalar el conflicto y a alcanzar acuerdos humanitarios mínimos,
  5. propiciar coordinación interinstitucional entre el Alto Apure y Arauca con propósitos humanitarios y de seguridad,
  6. articular estrategias de sectores como el comercio, salud, educación y alimentos para atender la pandemia y evitar que migrantes venezolanos sean víctimas de la guerra,
  7. propiciar un proceso regional de paz para el departamento de Arauca, con una estrategia que involucre al ELN, las disidencias, y cumplir el Acuerdo de Paz con las FARC.

La segunda perspectiva del lado colombiano fue presentada por un investigador de la Fundación Ideas para la Paz, quien centró la discusión en las características de la confrontación y entregó el link de un artículo reciente sobre el tema[1]. A diferencia de otros espacios del país, la guerra no había llegado a Arauca debido al reparto territorial que existió entre el ELN y las extintas FARC. Sin embargo, en los espacios donde salieron las exFARC, la ausencia simbólica o real del Estado, ha sido aprovechada por el ELN y otros grupos criminales. En la violencia actual en Arauca hay más rupturas que continuidades, nuevas variables y actores con respecto a los conflictos que se presentaron en la región entre 2004 y 2010. La situación es crítica y las políticas de seguridad del Estado colombiano se han quedado cortas. Los patrones y repertorios violentos se reeditan, y como en años anteriores, hay competencia por los recursos y el control, no solo de la economía, sino también de la población. Ante todo, los actores armados no son los mismos, en ese periodo, el ELN estaba en proceso de declive y las FARC en un momento de logros y avances militares, consolidando sus zonas de influencia; ahora, los papeles se han invertido y el ELN está fortalecido, siendo el grupo armado con más fuerza en el territorio colombiano. Además, la territorialidad de la confrontación es mucho más amplia y la dirección de los procesos no es igual que en 2004-2010 de Colombia hacia Venezuela, hoy hay una relación bidireccional y lo que sucede en Apure también afecta a Arauca. También, las organizaciones sociales han cambiado, la violencia ha transformado el tejido social, pues se visibilizan los acontecimiento más rápidamente con el uso de tecnologías y medios de información. El actual conflicto arroja varios aspectos a tener en cuenta.

  1. Expresa los problemas en la implementación del Acuerdo de Paz, donde tenía presencia las extintas FARC muestra la incapacidad del Estado colombiano de hacer presencia integral.
  2. La compleja dinámica del actual escenario expone las interacciones de los procesos de rearme y la economía política de la reconfiguración de los dominios territoriales; si bien la actual confrontación es mucho más criminalizada en los medios, termina siendo política en sus fines, y en las áreas de fronteras hay una internacionalización de esas lógicas.
  3. Esta situación mostrará qué tanto se ha fragmentado o reorganizado el ELN a nivel central.
  4. Por la forma como los actores despliegan la violencia, hay un gran impacto humanitario.
  5. El ELN cuenta con ventaja estratégica frente a algunas disidencias, pues tiene aval para estar en territorio venezolano.
  6. Frente a las estrategias y políticas de seguridad, la paz debe pactarse en Arauca, por los araucanos, acompañados por la iglesia y organizaciones sociales.

Preguntas y discusión

– Se habla de propiciar el diálogo entre ELN y las disidencias, como una solución. ¿Cómo podría hacerse posible?

CA. En la confrontación armada entre el ELN y las FARC en 2004-2010, las iglesias católica y menonita jugaron un papel crucial en buscarle salidas al conflicto. Hubo una serie de iniciativas locales en Arauca y el alto Apure, donde expresiones de la sociedad civil sirvieron de emisarios para desescalar el conflicto, y la negociación finalmente se dio entre los niveles centrales de cada guerrilla. Estos procesos de negociación deben ser autorizadas por los gobiernos centrales en Colombia como en Venezuela, pero no ha habido voluntad de ninguna parte.

AI. En Arauca la iglesia católica tiene más fuerza y trayectoria, pero en Apure la intervención de la diócesis ha sido muy reciente, a eso se refiere la debilidad. Sería importante pensar en una propuesta binacional de la iglesia.

Si la paz debe ser entre los araucanos, ¿cómo debería ser la participación de la iglesia, si se mencionó anteriormente que ésta representaba un actor debilitado?

AP. El protagonismo de la iglesia católica se debe al papel que ha tenido en el territorio colombiano, se ha convertido en un espacio de convergencia para el dialogo. 

AI. Es importante la incidencia de la iglesia, en ambos lados de la frontera.

– ¿Se está desplazando el conflicto tradicional de Norte de Santander hacia Arauca y Apure?

RS. No hay propiamente un desplazamiento del conflicto de Norte de Santander hacia Arauca. Son áreas que pueden tener elementos comunes, pero la emergencia de Arauca-Apure obedece a una naturaleza económica. Se está consolidando un área de conflicto por disputas de espacio territorial y control de tráfico de economías ilegales, ya descritas. Es notable la emergencia y escalamiento por la profundidad, alcance, pie de fuerza de los grupos armados y una caracterización especial. No es un desplazamiento del conflicto, sino la proliferación de nuevas áreas de confrontación, a futuro debe pensarse en Amazonas y las áreas circundantes.

-En cuanto a la necesidad de incidencia de la ONU, hay antecedentes y se debe monitorear ¿Cómo tener una estrategia más contundente en este sentido? ¿cuál sería la propuesta?

RS. El peso de la sociedad civil es clave, pero debemos tener claro que la ONU no va a avanzar en una propuesta de este tipo hasta que no haya una petición formal de los Estados implicados. La presión debe recaer sobre los Estados, pero si no hay cooperación entre ambos países el problema continuará y se profundizará. Debe haber presión de la sociedad civil de ambos países, sobre todo en el sentido de la crisis humanitaria. La ONU tiene presencia en ambos países y se debe seguir con conversaciones con estas oficinas y con actores políticos claves. Pero no debe verse ésta como una iniciativa polarizarte, sino como un tema de la gente, que necesita diálogos y acuerdos, persuadiendo a las autoridades para tomar una decisión histórica antes de que sea demasiado tarde.

LC. Este es el momento de acción, para pensar de manera conjunta desde ambos lados cómo activar el dialogo político con la ONU así como una estrategia para incentivar la protección humanitaria y la reconstrucción de la institucionalidad de los dos Estados.

– ¿Puede profundizar en la mención que se hizo al enfrentamiento entre el ELN y las disidencias de las exFARC? ¿se podría ahondar en la situación y enfrentamientos de la Segunda Marquetalia y las disidencias de Gentil Duarte?

AP. No sabemos aún el papel de Grannobles, que se suponía estaba con la Segunda Marquetalia. Pero queda cada vez más patentado que fue un proceso de rearme que quedó en los micrófonos y en las cámaras. Lo que sucedió con Romaña y con El Paisa, fue la mejor evidencia que cuando esos comandantes salieron de sus nichos naturales, como el Caquetá o el Guaviare, quedaron vulnerables, frente a comandantes territoriales, como Arturo, que sí conocían las dinámicas a ambos lados de la frontera. No puede asegurarse que las disidencias estén completamente articuladas a las de Gentil Duarte, pero sí se evidencia un mayor proceso de integración. Todavía falta información para saber qué pasará.

– ¿El termino Tancol es usado para todos los grupos o solo para disidencias de las exFarc?

AM. Logramos por fin, luego de tres semanas de conflicto, entrevistarnos con el gobernado de Apure, y comentaba que el gobierno de Venezuela le está dando un tratamiento político al conflicto militar. Las autoridades venezolanas evitan hablar de guerrilla y hablan de Tancol con un fin político. No contemplan el conflicto humanitario.

RS. La denominación Tancol, que usa Maduro desde septiembre de 2021, y fue apropiada por los ministerios de Justicia y Defensa, es una maniobra de ataque hacia Duque como parte de una estrategia de amenaza imperial. Con esta etiqueta evita pronunciarse sobre el problema de fondo de presencia en Venezuela del ELN y disidencias. Hay un asunto importante, la dinámica con la que actúa el gobierno venezolano es fractal, es decir, da una serie de instrucciones de manera general que pueden ser replicadas en todos los órdenes en un diseño de seguridad para incorporar y adiestrar estructuras políticas e ideológicas afines. Es un componente ideológico de identificación del enemigo externo, y este término no tiene cabida para grupos guerrilleros. Quienes se adhieren a la denominación de guerrilleros son respetados y protegidos por la revolución, y quienes protestan son amenazados.

II Parte. Evaluación y proyección de nueva etapa de PCCV

La segunda parte de la reunión fue abordada desde la síntesis del trabajo de PCCV entre 2019-2021 y desde los posibles ejes para una nueva etapa de mayor incidencia de la red. 

El documento presentado recoge distintos momentos en que PCCV ha desarrollado iniciativas.

  • En septiembre de 2019, se hizo la primera declaración llamando a una convergencia ciudadana desde Colombia y Venezuela, para tender puentes ante la grave situación; participaron distintas personas vinculadas a sectores académicos, gremiales, culturales, de organizaciones sociales y humanitarias.
  • En noviembre de 2019, se realizó el primer diálogo binacional en Bogotá, seguido en enero de 2020 por un encuentro en Cúcuta con alcaldes y gobernadores de los departamentos fronterizos colombianos.
  • De febrero a junio de 2020, PCCV realizó varias actividades que perfilaban posibles ejes de trabajo binacional: -sostuvo reuniones con la comisión segunda del Senado y de la Cámara de representantes, para abordar la necesidad de que el Congreso de Colombia pudiera asumir su papel luego de examinar el aumento de la tensión intergubernamental, la situación fronteriza y el éxodo poblacional. Durante ese mismo mes, ayudó a organizar el concierto de la Orquesta Sinfónica Juvenil colombo-venezolana, actividad con la que quería impulsar una dimensión que mostrara la positiva complementariedad y articulación binacional. Ese tipo de iniciativas presenciales fue suspendido por la pandemia.
  • En ese primer semestre 2021 realizó diálogos con actores de frontera, como comunidades indígenas de la Guajira, Perijá y el Zulia, del ámbito andino, de los llanos y la Orinoquía; con líderes sociales y universidades a lo largo de la frontera. También con las cámaras de comercio colombo-venezolana y venezolana-colombiana sobre iniciativas frente a los graves efectos del cierre de fronteras, que obliga a migrantes y al comercio a pasar por pasos informales y trochas donde grupos armados irregulares los someten a todo tipo de extorsiones y violencias.
  • De julio 2020 a diciembre 2021, se desarrollaron 14 sesiones binacionales amplias, con dos partes. En la primera se analiza alguno de los cinco ejes de PCCV: 1) la crisis en Venezuela y la búsqueda de salidas pacíficas, 2) el conflicto armado en Colombia y la implementación del Acuerdo de paz, 3) la articulación fronteriza colombo-venezolana y sus problemáticas actuales, asistiendo también a iniciativas de las gobernaciones de Norte de Santander y de Táchira, con mesas de trabajo que permitieron hacerles frente a urgencias fronterizas; 4) el éxodo desde Venezuela y la acogida e integración a quienes se quedan en Colombia; 5) la reconstrucción de la relación y de la institucionalidad binacional. La segunda parte de las sesiones se ha dedico a conversar sobre el trabajo de redes y organizaciones que desarrollan su labor atendiendo alguno de los temas mencionados.
  • A mediados de 2021 realizó un ejercicio de planificación estratégica y sus resultados complementan el documento de evaluación 2019-2021 de la red y sus ejes.

PCCV intenta retomar iniciativas que había empezado a perfilar. Como reforzar esfuerzos enfocados en la reactivación del sistema consular cuya suspensión afecta a la población binacional o de un país en el otro. Ha revivido la comunicación con la comisión segunda del Senado y la Cámara y se examinan iniciativas para lograr desde ambos lados algún nivel de coordinación interestatal que permita hacer frente a problemas tan complejos de la frontera como los que se viven en los ámbitos caribeño, del Perijá-Catatumbo, andino, llanero y orinoquense. La red también ha recibido la solicitud de aprovechar la campaña electoral colombiana legislativa y a la Presidencia para presentar las ideas más significativas de los ejes trabajados en las sesiones de PCCV, estimular al nuevo Congreso y gobierno a que se examine la situación del éxodo poblacional, en las zonas fronterizas y se reconstruya la relación binacional.

La nueva etapa de PCCV debe establecer prioridades que permitan identificar necesidades de apoyo organizativo para la ejecución de actividades y propuestas mediante la modalidad de proyectos. Las actividades que se han realizado hasta ahora han demostrado el fortalecimiento del ejercicio de diplomacia ciudadana, con un enfoque binacional, propositivo, constructivo y no polarizado. Han permitido generar espacios de diálogo entre sectores que no se encuentran normalmente, en la construcción de una agenda común. En este sentido, se presentaron las siguientes propuestas:  

  1. Contar con equipos permanentes por ejes de trabajo, donde los participantes se involucren más en el diseño, ejecución y seguimiento de iniciativas, mediante una metodología que identifique temas y la construcción de agendas para la incidencia; conservando la flexibilidad de la red, sin una estructura rígida y sin que se burocratice. Estos equipo permitirán continuar con las actividades repartiendo cargas o responsabilidades.
  2. Garantizar el pleno funcionamiento de la página web de PCCV en la que se recogen memorias, comunicados y otros documentos, y potenciarla con la posibilidad de una cuenta de Twitter para compartir y difundir sus contenidos  www.puentescolombiavenezuela.org.
  3. Fomentar un diálogo más regular con agencias de cooperación vinculadas a la ONU, a la Unión Europea, con embajadas y medios de comunicación, quienes pueden apoyar iniciativas de PCCV o ser partícipes de ellas.

Estas propuestas se articularán dentro de los ejes de trabajo, priorizando asuntos para su desarrollo como, por ejemplo, la reapertura de los pasos fronterizos formales, la reactivación de los servicios consulares, la participación de un tercer país que sirva de canal de diálogo entre los Estados para tratar asuntos transfronterizos y que actores institucionales, académicos, económicos y sociales de la frontera ayuden en la reconstrucción de la relación binacional y en su reinstitucionalización.

Preguntas y discusión

CM. Se han puesto sobre la mesa puntos concretos que nos permitirán dar el siguiente paso de la red, conservando su carácter flexible y binacional. Debemos seguir profundizando e intensificando la creación de espacios para la incidencia. Es urgente por el contexto del desarrollo político que se está viviendo en Colombia.

AL. Venezuela acaba de salir de un proceso electoral, habría que actualizar el mapa de autoridades locales de la frontera y ver qué posibilidades hay institucionalmente, pese a las dificultades por el nivel de centralización.

AI. Es importante hacer seguimiento a las conversaciones con la ONU y al papel de la iglesia como actor importante binacional, repensando esa estrategia de incidencia.

FA. El tema de la participación de la ONU, con un observador o representante, es complejo en cuanto a su mecánica y en cuanto a que es necesario concertarlo con los Estados implicados. Este tipo de decisiones pasa obligatoriamente por la Secretaría General y por los cinco miembros permanente del Consejo de Seguridad. Esto lleva a que pensemos cuál sería la estrategia para lograr el objetivo. El diálogo de EEUU con Rusia es complejo en estos momentos, y pensar en un acuerdo para que la ONU autorice la participación en un espacio fronterizo, con un conflicto que va en aumento, es difícil. Hay un punto de fondo y es que Colombia ya tiene un asunto en el Consejo de Seguridad, el tema si se debiese “internacionalizar” el conflicto interno colombiano. Han pasado algunos años y el tema no sale de esa agenda del Consejo de Seguridad, como sucede en la práctica con muchos otros casos entre Estados. Toca reflexionar de qué manera puede tener esa participación internacional una prolongación en el tiempo, que los mismos gobiernos se verán obligados a valorar para ver los pasos a seguir en un futuro.

WD. En Venezuela se vive una situación muy difícil, no solo por los nacionales que están por fuera, sino por la falta de institucionalidad democrática. No se han tenido elecciones presidenciales ni parlamentarias legitimas. Si no se recupera la institucionalidad democrática, no se podrá establecer una relación de cooperación entre Colombia y Venezuela. Es un problema político de fondo en el país.  


[1] Laratt-Smith, C., Trejos, L., Aponte, A. (2022, 30 enero). Adiós a la pax Araucana: ¿un nuevo conflicto fratricida o una guerra reciclada? La Silla Vacía. https://www.lasillavacia.com/historias/historias-silla-llena/adios-a-la-pax-araucana-un-nuevo-conflicto-fratricida-o-una-guerra-reciclada/

Categories: Documentos, Foros binacionales, Relatorías

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